Al parecer Chile se comenzó a enfermar de pesimismo en todos los aspectos, ya no vemos los números en donde Chile aparecía en los primeros rankings como, por ejemplo: en desarrollo humano, en la disminución de la pobreza, en el PIB per cápita, en inversión, en minería, en Ranking Fraser que mide la atracción de inversiones en minería en el mundo. Hoy el pesimismo se ha apoderado del país y, sobre todo, de la industria minera, que es el sector que empuja el desarrollo socioeconómico del país, sin apelación.
Hoy vemos que las mayores empresas públicas, como CODELCO y ENAMI, sufren la crisis financiera y de alto endeudamiento, enfrentando una difícil situación y exasperantes críticas a la gestión; pero analicemos un poco y no caigamos en el “pesimismo” del llamado “típico chileno”.
Me parece increíble, que ante la situación que está viviendo el sector minero, con problemas mayores tales como, la escasez del recurso hídrico, falta de nuevos proyectos, bajas leyes de los minerales, aumento de los costos operacionales, carga tributaria desproporcionada con la nueva ley del royalty, intervención del Código de la Minería de manera exprés, sin el análisis pertinente, ni consultar a expertos ni a las instituciones, es al menos, irracional e irresponsable y le hace mal a la minería y al país, el artículo 10 de la llamada ley maldita de Piñera, no solo modificó el código de minería, sino que también, socavó sus propios cimientos y es urgente, derogarlo sin excusa.
El factor de “típico chileno” ha logrado rechazar proyectos buenos y aprobar proyectos malos, generando dos aspectos que es preciso resaltar: lo primero, genera incertidumbre respecto al marco constitucional, legal y tributario, que en lo minero ha sido exitoso, y no es necesario modificarlo ni tocarlo, y lo segundo, ataca a mansalva todo lo relacionado con nuestra minería, siempre exitosa y ganadora.
Si el ordenamiento jurídico aplicable a la minería en el marco constitucional ha permitido el desarrollo exitoso del sector, llevando a Chile a los primeros lugares en producción de cobre, renio, litio, nitratos en su época, ¿Por qué pretenden cambiarlo?
Analicemos, la ENAMI, cuando fue creada, fue un extraordinario modelo de negocios para el país, erradicó la minería ilegal y fomentó la producción de pequeños productores mineros. Además, es el único sustento para familias cuyos pueblos están distantes de los centros y ciudades, genera un fomento único en el mundo, es un banco minero especial, es un catalizador para mantener a pequeños productores cuando el precio del cobre baja, permitiendo mediante el precio de sustentación continuidad operacional. Recordar que fue cuna de la formación de excelentes profesionales que han liderado con éxito a distintas empresas mineras y Codelco. En sus mejores momentos, llegó a tener hasta 3.000 productores, pero su capacidad se mantenía, lo que generó sobre stock de minerales.
Ha sufrido su desmantelamiento de sus activos, tales como, la fundición ventanas, que hace poco fue cerrada sin un juicio técnico claro, más bien fue política, habiendo otras soluciones, ahora se impugna su otra y única fundición que le queda Paipote; ¿qué se pretende con esto?
Ahora intentaré cambiar el switch a modo positivo para seguir analizando ENAMI. Para tener éxitos es preciso centrarnos en la productividad, el liderazgo y la motivación, es decir, motivación basada en el optimismo, y por fin cambiar la crítica a mansalva de “típico chileno”
Entonces, en vez de criticar, propongo ciertas soluciones desde el pensamiento positivo sin que les salga lo “típico chileno”:
- De manera urgente, definir un nuevo gobierno corporativo con directores independientes y eminentemente técnicos, con expertos libres del sesgo político.
- Volver a las raíces, esto es, centrarse en exploración geológica, desarrollo minero y el rol de fomento. Como aspectos complementarios al área de procesos y comercialización.
- Dejar de definir a la ENAMI, como una empresa maquiladora, y transformarla en una empresa minera. Con ello se podrá aplicar completamente los fundamentos de la economía minera con criterio de ley de corte, a fin de transparentar costos y no ser una planta estándar que es ficticia y no representa la realidad.
- Aplicar una regla fiscal y financiera, cuya tasa de endeudamiento no supere 0.5, como también exigir a los gobiernos de turno ser responsables del financiamiento del fomento que tiene el concepto de valor compartido planetario sustentable.
- La fundición y refino, mediante las plantas de Ventana y Paipote, fueron importantes en su tiempo, ahora se debe estudiar de manera seria y eminentemente técnica la mejor opción para el país. Quizás aquí, podrían nacer el tener una empresa nacional de fundición autónoma e independiente
- Abrir su cartera comercial a otros metales y no metálicos, con el fin de apoyar el fomento de minerales críticos y tierras raras; pues Chile se quedó atrás con la exploración geológica, y así se hipoteca su futuro.
- Reestructurar financieramente a ENAMI con aval del Estado sin excusas.
- Modernizar de manera urgente las plantas de hidrometalurgia y de concentración, a fin de innovar, apoyándose en la transformación digital y las mejores prácticas mundiales, con ello se bajarían los perversos costos operacionales, con el beneficio para los productores también al bajar la ley de corte.
- Volver a contar con una función de propiedad minera eficiente y el cuidado de sus activos básicos que son el ADN de la ENAMI.
- Fomentar una alianza público-privada para la exploración, explotación y comercialización del litio, mediante un modelo de negocios donde se agregue valor a la materia prima.
- Replicar la exitosa campaña de los años ‘60 con la exploración básica e intermedia mediante el programa ENAMI/PNUD/Naciones Unidas, para identificar nuevos cuerpos y yacimientos de clase mundial. De allí salieron Los Pelambres, y muchos más.
- ENAMI debe ser la empresa nacional de la minería chilena, fomentando la exploración satelital con inteligencia artificial, esto será la clave.
- Es urgente conocer en cada región del país, los distintos metales y sustancias concesibles que existen bajo el subsuelo, única forma de planificar adecuadamente las políticas públicas.
- Se requiere un nuevo y moderno modelo de negocios con nuevos liderazgos libre del sesgo político con la motivación por la excelencia y el optimismo.
En definitiva, el optimismo no es simplemente mirar el lado brillante de la vida, sino que es una actitud mental que implica la creencia en un resultado favorable y la esperanza de que las cosas mejorarán, incluso cuando las circunstancias actuales sean muy complicadas.
Los invito a no ignorar la realidad, sino que enfrentar el actual escenario con la confianza de que podemos salir adelante.
Entonces, la ENAMI sí se puede modernizar, llevándola con el pensamiento positivo, más al cielo y alejarla del infierno de lo “típico chileno”.