Desde este mes de agosto comenzó a regir en Chile la implementación de los prefijos telefónicos 809 y 600, creados para ayudar a los usuarios a identificar llamadas no deseadas, como ofertas comerciales no solicitadas, y prevenir posibles fraudes.
La medida, anunciada en marzo por el Gobierno y encabezada por el ministro de Transportes y Telecomunicaciones, Juan Carlos Muñoz, fue promulgada el 7 de febrero y daba a las empresas un plazo de seis meses para adaptar sus sistemas, plazo que finalizó este miércoles 13 de agosto.
Según la normativa, el prefijo 809 será asignado a llamadas masivas y automatizadas que no han sido solicitadas ni autorizadas por el usuario, mientras que el 600 identificará comunicaciones comerciales que sí fueron previamente autorizadas.
De esta forma, las personas podrán distinguir con mayor claridad si la llamada recibida corresponde a un servicio contratado o a publicidad no deseada. En caso de recibir un número desconocido sin estos prefijos, las autoridades advierten que podría tratarse de una estafa.
El Gobierno define las llamadas masivas no solicitadas como aquellas que entregan información o publicidad sin autorización del usuario, mientras que las solicitadas son las realizadas por empresas con las que existe un vínculo contractual vigente, como un banco, aseguradora o compañía de telecomunicaciones.